domingo, 6 de junio de 2010

EL EFECTO "COPA DEL MUNDO" & ¡VIVAN LOS ÁLBUMES DE FIGURITAS MUNDIALISTAS!



ESTADO DE ÁNIMO
Según sociólogos y psicólogos, durante el torneo mejora el humor y aumenta el sentimiento nacional

Por Maia Jastreblansky
Fuente: Cancha Llena (Argentina)
Más información: www.canchallena.com

Un estruendo cuya duración oscila entre los 30 segundos y el minuto y medio. Un coro desafinado, pero nunca tan extendido ni fuerte. Gol de Argentina. Un momento que, esperamos, se repita reiteradas veces en Sudáfrica 2010. Porque si el fútbol es pasión de multitudes, el Mundial parece una cuestión nacional y, a medida que se acerca el debut, crece una expectativa generalizada. En el país, su capacidad de convocatoria es enorme y según sociólogos y psicólogos, más allá de los resultados, el hecho de seguir a la selección tiene un gran impacto positivo en el humor social.

Se genera un efecto por el cual once varones interpelan a todo el país y hay una idea de que eso soy yo, que si ellos ganan, gano yo", dice José Garriga, sociólogo y docente en la UBA. "Se produce un mecanismo de identificación que hace que sintamos el triunfo o la derrota de los jugadores como algo personal, porque los jugadores representan algo de cada uno de nosotros", explica el psicólogo y autor de "Deportes al diván", Ricardo Rubinstein.

La normalidad de la vida de los argentinos parece paralizada de manera casi obligada por este recreo de la cotidianeidad que trae la Copa del Mundo. El cierre de los gimnasios, la suspensión de cursos y la postergación de exámenes y trámites, son sólo algunas de las actividades que ya comenzaron a reprogramarse por los partidos de la Argentina.

Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía indica: "Cada cuatro años se advierte una distensión para relajarse de las normas férreas del trabajo y de las responsabilidades. Hay como un permiso tácito donde cambian las prioridades". La psicóloga social Ana Quiroga señala que "se da un fenómeno de contagio que hace que el desinteresado sea visto como aislado socialmente".

Por otro lado, se advierte un despertar del sentimiento nacional. Fidanza explica el fenómeno: "El sentimiento nacional, que es algo universal, se reactiva con el Mundial. Se provoca un psicodrama similar al que ocurre durante una guerra, o cuando el país gana un premio en el exterior. Es un momento en que se desata ese nacionalismo latente y se borran los sentimientos contradictorios con el país".

Según el sociólogo, el Mundial "es un gran catalizador de muchos otros sentimientos donde se juega el logro y el fracaso". Para Rubinstein, los argentinos "sienten que a través de la selección, lo nacional está en un nivel de jerarquía alto y se genera una sensación de orgullo, de lucimiento cuando las calidades queden bien expuestas".

Quizás por eso es que también las mujeres se ponen la camiseta celeste y blanca. "Ellas se incluyen por el sentimiento de pertenencia al equipo que representa a lo nacional. Durante el Mundial, la mujer no sólo quiere acompañar el hombre, sino sentir que forma parte de esta situación", dice Quiroga.

Además, los psicólogos coinciden en que el clima del mundial puede tener una efectiva función de desahogo. "Aliviamos la angustia momentáneamente mientras miramos el partido y nos olvidamos de las miserias externas y de los dramas internos", dice Rubinstain. "Se genera un efecto contagio que mejora el estado de ánimo general", describe Quiroga.

En definitiva, resulta casi imposible quedar atrapado por ese efecto hipnótico que tiene el Mundial. "Cualquiera de nosotros solo en su casa mirando un partido uno puede gritar los goles, pero si uno lo comparte la euforia se realimenta y dura mucho más. Todo en el entorno esta de festejo y pone a la gente de mejor humor", explica el sociólogo y consultor Manuel Mora y Araujo.

Cambio de agenda. Con la atención pública puesta en Sudáfrica, cualquier otro tema genera menos atracción. Los políticos tienen en cuenta ese fenómeno y cambian sus agendas en función a lo que suceda en la cancha. "La política entra en un estado de suspensión porque se considera que no va a haber interés en otra cosa. Los funcionarios saben que los medios de comunicación se van a abocar a ese tema y aprovechan para no interrumpir ese interés y reacomodarse", dice Fidanza.

Sin embargo, todos los especialistas coincidieron en desmitificar la idea de que el gobierno de turno pueda cambiar su suerte gracias al desempeño de la selección. "Es una creencia que se mantiene pero no hay evidencia, de que algún gobierno mejore o empeore su imagen por el Mundial", sentencia Mora y Araujo.

Basta con recordar algunos ejemplos: en 1978 los militares no pudieron torcer su destino y en 1986, Alfonsín ya estaba en dificultades y nada evitó que adelantara las elecciones. "En 2002, con un humor social sumamente inestable por la crisis, se decía que el destino de Duhalde se jugaba en el Mundial, y aunque a la Argentina le fue mal, la caída del ex presidente se determinó por motivos muy ajenos al fútbol. Los gobiernos intentan sumarse a los humores sociales, pero la pelota no los puede salvar", agrega Garriga.

¿Qué sucede cuando ya no quedan más partidos? Los especialistas coinciden en que se tiene cierta sensación de vacío, pero que rápidamente la vida vuelve a la normalidad. "Son identificaciones pasajeras que duran lo que dura el Mundial. Después se vuelve a la cotidianeidad porque es una ficción. El lunes posterior seguimos trabajando", dice Mora y Araujo.

En ese punto, el desempeño de los jugadores sí parece determinar los ánimos. "El desenlace puede trocarse en resentimiento. Si la gente interpreta que no se puso todo, esa pasión se convierte en bronca, si se entiende que se lucho con dignidad, se acompaña en la derrota", indica Fidanza.

"No cambia la estructura social, aunque una victoria sí nos puede marcar nuestras trayectorias personales", describe Garriga. "Más allá del análisis, si la Argentina gana la Copa, voy a llorar como una nena", admite.
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FIGURITAS
Un instante sagrado frente al sobre cerrado: el aire se entrecorta, se huele ansiedad y se destila delicadeza.... ¿Estará Messi? ¿O sale otra vez el defensor griego Sokratis Papastathopoulos?

Por Federico Lisica Fuente: Suplemento No del diario "Página 12" (Argentina)
Más información: http://www.pagina12.com.ar/


Guido Procupez muestra el pilón y afirma: “La que me viene siempre es la del neocelandés Rory Fallon: llegué a tener cuatro; después me acosaron los coreanos y hondureños”. Uno de sus compañeros de secundaria, Diego Rotchschild, suma: “Las más difíciles son las de los equipos cabeza de serie, y por una plateada con el logo de la Selección te pueden dar tres comunes; otras que valen bastante son las de estadios o los posters”. Con más de 15 años sobre sus espaldas ya no jugarán al “chupi” o al “espejito”, aunque inventaron una “tapadita full full”: se tira una figurita y quien logra taparla con una fichu, se lleva todas las lanzadas.

Guido y Diego ostentan su afición con orgullo, se aferran a las difíciles y se despiden sin lágrima alguna del equipo completo de Costa de Marfil. “Uno de cada tres pibes del colegio las juntan y, cuanto más chicos son, el promedio aumenta”, arriesga Guido a lo Adrián Paenza. No son los únicos. Entre los comentarios del blog de Panini, más de un post–adolescente (treintañeros varios) pregunta sobre las formas en las que pueden adquirirse los paquetes mundialistas para no tener que clavarle al quiosquero: “Son para mi sobrinito”.

Unos y otros vivieron, y aún anhelan, el instante sagrado de estar con el sobre cerrado. El aire se entrecorta, se lo huele con ansiedad, se lo abre con delicadeza, “¿estará Higuaín entre las cinco figuras de 5 x 6 cm?”, “¿aparecerá de nuevo el defensor griego Sokratis Papastathopoulos?”. Tales interrogantes se deciden, en principio, en la sede central de Panini en Modena, Italia. Allí se confecciona el diseño del álbum con 640 espacios a llenar. La licenciataria en la Argentina niega que exista un plan maquiavélico para esconder a los Ronaldo y los Iniesta: “La mezcla es muy pareja y las figuritas de todos los equipos tienen las mismas chances de salir”, dicen conservando la alquimia bajo siete llaves. Y si los jugadores se eligen por “su trascendencia y las posibilidades de ser convocados”, puede sorprender que aparezca en Francia el borrado Benzema o para los alemanes el lesionado Ballack. Es más: en Argentina, Zanetti, Gago y Cambiasso tienen su estampa. “Garcé no está”, tira uno de los consultados.

Desde Panini aseguran que nuestro país es uno de los de mayor tradición coleccionista: “Y no se trata sólo de entretenimiento, hay valor didáctico”. Tienen razón. Podemos enterarnos de kilajes, alturas, capacidades de estadios, que Serbia en su idioma original es Srbija, y entre los suizos se halla el poco helvético nombre de su arquero Diego Benaglio.

La memorabilia hace su juego. En Mercado Libre, un álbum “a medio completar” de Francia ‘98 vale $ 50”. Hobby de tradiciones inalterables como la pelada de Verón (“su figurita es igual a la del ‘98”, dice Procupez), puede leerse en un blog: “Yo conseguí a Mokombo de Zaire, la imposible del ‘74”. En sus comienzos venían como un regalo junto a golosinas; globalización mediante, se transformó en una costumbre tan marketinera como el mismo Beckham. De las redonditas de cartón o chapa se pasó a los stickers en sobres dorados con el logo de la FIFA legitimando, por si fuera necesario, la pasión de quien dirá: “Late, late, late, ¡nola!”.

UN LIBRO SOBRE FIGURITAS: Album de tapa dura

El diseñador Rapa Carballo edita el álbum-libro 200 fichus/anti 200
“El primer Mundial en el que junté figuritas fue el del ‘78. He visto caer pilones enteros en recreos por espejitos mal tirados. Me acuerdo de que entonces nos bombardeaban con imágenes de todo tipo y el gauchito estaba en todas partes”, rememora el diseñador Rapa Carballo. Y, justamente, en el álbum-libro 200 fichus/anti 200 se ve a la mascota del Mundial argento pateando una calavera. La obra, que será lanzada por Pequeño Editor justo al final del Mundial, se propone revisitar la historia del país en clave pop. Todo nació cuando Rapa y sus dos hermanas encontraron unos viejos álbumes escolares en un baúl familiar. De ahí surgió la idea de darles a los hechos Kapelusz un barniz punk. ¿Por qué? “Era como si hubiese una muralla de años que no permitía cristalizar en imágenes figuritas lo más inmediato. Además respiraban un aire neutral, plano, casi seco, y a nosotros nos parecía que había que llenarlas de opinión y de nuevos puntos de vista.” Así aparecen El Torino, el chino lloroso de los saqueos de 2001, la primera “yunta”, Perón con cresta y stencileado, Evita Alfonsinista, o Ceferino Namuncurá con la leyenda “Roca’n’roll”. Los rectángulos histórico-visuales fueron confeccionados por una comunidad de artistas de distintos campos (diseño, el comic, fotografía). Y según Rapa, además de manuales de Historia, “está hecho con un soundtrack que mezcla los Talking Heads con los Dead Kennedys o los Stooges, Artaud de Spinetta y el Recrudece de Virus”.



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