domingo, 9 de mayo de 2010

GOBERNABILIDAD EN DEMOCRACIA: LO QUE EL APRISMO NO QUISO CONSOLIDAR


El profesor Nelson Manrique aborda en su columna del Diario LA REPÚBLICA un asunto medular: cómo es que la democracia -fundamento de la gobernabilidad y del crecimiento económico- se consolida en América Latina y se disuade en el Perú. De acuerdo a los reportes de la organización independiente Latinobarómetro, Perú ocupa los últimos lugares de la medición estadística de los valores democráticos.
En términos generalistas, se puede decir que el siguiente gobierno tendrá que negar esta pauta e instrumentalizar provechosamente el desencanto popular respecto de la democracia. La mala redistribución económica, la ineficiencia administrativa, la corrupción y la falta de preparación técnica y ética de los funcionarios -que el gobierno aprista se esforzó en promover- deben terminar.

¿Por qué se oye hueco cuando decimos democracia?

Escribe Nelson Manrique.- 

El Latinobarómetro 20091 aporta información interesante sobre cómo perciben los peruanos la democracia.

A la pregunta de si se aceptaría que el gobierno pasara por encima de las leyes, el parlamento y/o las instituciones para resolver los problemas responden afirmativamente un 30% de los latinoamericanos, pero solo un 22% de los peruanos se manifiesta de acuerdo, lo cual es alentador (esta quinta parte del electorado nacional constituye la base política del fujimorismo). Pero existe en el país un sustrato cultural fuertemente autoritario: la mitad de los peruanos apoyarían un golpe militar si este castigara una violación de la Constitución por el presidente de la República.

Luego de salir de la pesadilla de sangrientas dictaduras militares o de expulsar regímenes corruptos de derecha, en varios países de América Latina el desencanto frente a la democracia se ha reducido significativamente. Esto sucede especialmente en países con gobiernos “izquierdistas”, como Venezuela (16%), Bolivia y Brasil 12 (%), y Chile (6%). En cambio en el Perú es de los más elevados de la región (52%), luego de una década de gobiernos formalmente democráticos.

Un indicador destinado a medir la percepción de cuán democrático consideran los encuestados que es su propio país coloca en los primeros puestos (en una escala de 10) a los uruguayos (8,4), seguidos por los costarricenses (8,0), los panameños (7,7) y los chilenos (7,7). Perú se encuentra en el penúltimo lugar de la región (5,7), sólo por encima del Paraguay (5,4). No es pues de extrañar que los peruanos otorguen un muy escaso crédito a las instituciones democráticas; mientras un 57% de los ciudadanos de la región dicen que no puede existir democracia sin congreso, sólo un 48% de los peruanos respaldan esta opinión, y sólo el 50% considera que “sin partidos políticos no puede haber democracia”; 10 puntos por debajo del promedio de América Latina y muy lejos de los uruguayos (81%), los venezolanos (80%) y los costarricenses (73%). El gobierno aprista ha contribuido a reforzar ese escepticismo: entre el 2006 y el 2009 la consideración del congreso como una institución imprescindible para la democracia ha retrocedido del 52% al 50% y la de los partidos del 54% al 48%.

Como diría Clinton: “¡Es la economía, estúpido!”. Solo el 45% de los encuestados cree en el Perú que “los gobiernos democráticos están mejor preparados para enfrentar una crisis económica”; 9 puntos por debajo del promedio regional (54%). Nos acompañan en el pesimismo Argentina y México (44%) y Paraguay (40%).

Puestos a elegir entre la democracia y el “desarrollo económico sin democracia” el 44% de los latinoamericanos escoge la democracia, pero solo un 32% de los peruanos opta por ella. Un 62% de los latinoamericanos en promedio suscribe la afirmación de que “en una democracia en general el sistema económico funciona bien”, pero solo lo hace un 52% de los peruanos. La mitad de los peruanos no cree pues que sea posible compatibilizar la democracia política con el desarrollo económico. Más puntos a favor de Fujimori.

Como saldo, ante la pregunta de si están satisfechos con la democracia, con apenas el 22% a favor, los peruanos se sitúan en el último lugar del continente; muy por debajo del 44% de promedio de la región. Los peruanos que creen que se gobierna para el bien de todo el pueblo son apenas el 15%, muy por debajo del promedio regional (33%). Mientras que un 27% de los latinoamericanos en promedio cree que la democracia garantiza la justa distribución de la riqueza, en el Perú sólo el 18% lo cree; bastante por debajo de lo que opinan los ciudadanos que viven bajo gobiernos izquierdistas: Bolivia 43%, Uruguay 39%, y Venezuela 35%. Un 10% de los peruanos cree que la distribución de la riqueza es justa, muy por debajo del promedio regional (21%) y por supuesto de Bolivia y Venezuela (34% y 32%, respectivamente).

¿Se sorprenderá alguien de saber que mientras que el 39% de los latinoamericanos cree que en los últimos 2 años se ha progresado en sus países en reducir la corrupción en las instituciones del Estado en el Perú apenas el 26% comparte esta opinión?
A propósito, esta medición se hizo antes de los recientes escándalos.

(1) Latinobarómetro, Informe 2009, Santiago de Chile: Corporación Latinobarómetro, nov. 2009.

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